Toda la vida he amado la escritura.
Contar historias, compartir anécdotas y hasta escribir canciones, se convirtió en mi forma de comprender el mundo, de moldearlo y hacerlo mío.
Contar historias, compartir anécdotas y hasta escribir canciones, se convirtió en mi forma de comprender el mundo, de moldearlo y hacerlo mío.
Por otro lado, comer y cocinar son de los mayores placeres
que he podido encontrar.
No soy chef ni me acerco a ello, ni siquiera quiero ser una por ahora, pero la cocina y el hecho de transformar los ingredientes en deliciosos platos, es la forma de alquimia que aún perdura y que transmite emociones, sentimientos, placeres y a veces hasta displaceres.
Hace poco, me encontraba leyendo blogs de reseñas de comida,
me parecían hermosas palabras que se unían en una deliciosa cornucopia que me
hacía agua la boca.
Sin embargo al probar los platos descritos, me parecía que las palabras rimbombantes adornaban demasiado la realidad de lo que eran las comidas que se ofrecían ante mí.
Sin embargo al probar los platos descritos, me parecía que las palabras rimbombantes adornaban demasiado la realidad de lo que eran las comidas que se ofrecían ante mí.
Por ello decidí embarcarme en mi propia aventura
gastronómica.
Esta es una invitación a no conformarse y aventurarse a conocer el mundo.
Mis opiniones son solo eso, opiniones, así que una vez me
lean, también les invito a que vayan a esos restaurantes y prueben ustedes por
sus propios medios lo que allí se ofrece para luego compartir conmigo este
delicioso viaje por la gastronomía.
La idea no es destrozar los restaurantes con palabras ni
tampoco halagarlos sin sentido, la idea es acercarse a las realidades de los
platos, a probarlos, sentirlos, olerlos y mirarlos. A sentirse cómodo en el
restaurante, a sentir que te dan la bienvenida y que te esperan como en casa.
Cuando pagas un plato, no estás pagando solamente por la comida que está sobre la mesa, estás pagando por la experiencia que te ofrece ese restaurante y eso es lo que quiero experimentar cuando me sumerja en mi viaje.
Les invito también a que me recomienden lugares, que me
cuenten cuáles son sus lugares favoritos, sus platos predilectos y aquello que
hace que su corazón lata desbocado cuando el mesero se acerca con el plato en
la mano hacia su mesa. Yo trataré de visitar esos lugares y les contaré lo que
pensé de ellos.Cuando pagas un plato, no estás pagando solamente por la comida que está sobre la mesa, estás pagando por la experiencia que te ofrece ese restaurante y eso es lo que quiero experimentar cuando me sumerja en mi viaje.
Les doy ahora la bienvenida a mi aventura gastronómica y
espero que me acompañen en este camino lleno de aromas, colores, sabores, sonidos
y experiencias.
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